Vivimos habitualmente en un tsunami de preocupaciones y de problemas, pero tenemos la posibilidad de reducir la carga de las cosas que nos inquietan y transitar las tormentas de una mejor manera si aprendemos a discernir a qué debemos ponerle nuestra energía ya qué no , a qué dedicar realmente nuestro tiempo y qué no, para quien vale la pena luchar y para quien no.
Stephen Covey, en el bestseller de los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, nos propone una pregunta para ahorrarnos muchos quebraderos de cabeza: ¿qué SÍ depende de ti ante esta situación?
Por ejemplo, imagina que tienes una entrevista por una nueva promoción laboral.
¿Qué sí depende de ti? Prepararte bien la entrevista, conseguir buenas referencias, ser puntual, escoger una vestimenta adecuada, respirar profundamente para calmar los nervios…
Pero ¿qué no depende de ti? La actitud de la persona que te entrevista, la cantidad de candidatos con los que compites, lo que piensen los compañeros si no consigues la promoción…
La cuestión es que toda la energía que inviertas en lo que no depende de ti, te devolverá en preocupación, nervios, ansiedad, frustración y malestar. ¿Quieres ser promocionado? Evidentemente, pero la mejor elección será centrarte totalmente en lo que SÍ depende de ti.
Imagina que diriges a un equipo. ¿Qué no depende de ti? La actitud de las personas, las relaciones generadas entre sí en el pasado, sus situaciones familiares, los sentimientos de unos a otros… ¿Qué sí depende de ti? Las normas que estableces por una convivencia, como te comunicas con el equipo, motivarte tú para contagiarlos, gestionar positivamente tus emociones, liderar desde el ejemplo…
La clave de esta base es expandir tu enfoque hacia lo que sí depende de ti y enfocarte 100% en esa dirección. Puedes ver claramente cómo las personas reactivas tienen un enfoque muy grande hacia lo que no depende de ellas. Todo lo que les ocurre es culpa de la administración, del gobierno, de la familia o de lo que ocurrió hace unos años. Y, al victimizarse ceden todo su poder a lo ajeno a ellas.
Por otra parte, las personas proactivas se sienten protagonistas de las situaciones y hacen cada vez mayor su área de responsabilidad. Se preguntan: ¿qué sí puedo hacer yo ante esta situación, aunque no sea como yo quisiera que fuera? Y aquí es donde se centra la Programación Neurolingüística.
Siempre podemos escoger la actitud que adoptamos y, a mayor responsabilidad asumas sobre lo que sí depende de ti, más reducirás el área de cosas que te preocupan y que no tienes capacidad de control.
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